domingo, 18 de octubre de 2009

Sobre mi madre, sobre las madres que no están, sobre la pasión


Está amaneciendo y parece que el día será muy bonito. Saqué a pasear al perro y ya ví un par de pibes trasnochados volviendo a sus casas con flores en sus manos. Entré un rato antes al facebook y me emocionó el tema "Soneto a Mamá" de Serrat que subió el actor y amigo Gabriel Rovito, hijo de una lindísima y gran actriz: Bárbara Mugica. Enseguida le escribí saludándolo y diciéndole que ojalá su madre y la mía estén siendo amigas, por allá en el cielo.

Varios más se postearon y confesaron estar extrañando mucho hoy a sus madres. En el medio de tantos festejos y cariños expresados en el presente, no hay duda que también hay millones de seres hoy que no tienen a sus madres en esta vida para expresarle su cariño, eterno, incondicional e interminable.

Es mi caso también. Mamá Emilia era hija de un chescolovaco y una española que se conocieron cerca de los años 20 y tuvieron dos hijas, Emilia, mi madre y Marina, mi tía; actual y único lazo vivo con esta parte de mi árbol genealógico.

Emilia amaba el arte, la astrología, juntar a toda la familia en su casa los domingos y repartir con todos sus amigos y seres queridos lo que ganaba en concursos televisivos. Tenía suerte. Ganaba seguido en "Dar en el blanco" y me llevó, siendo apenas un bebé al programa de Hector Coire donde ganamos mi peso en monedas. Si, fuí el bebé más pesado de esa emisión. Naci con 5 kilos y siempre la familia me recordaba que Coire me había bautizado "nariz de ñoqui".

Emilia amaba a José mi padre con una pasión maravillosa. Papá José trabajaba de noche en el Banco Roberts y mamá Emilia era una artista en lo suyo: Era zurcidora de casimires y se especializaba en zurcido invisible. Un siete en un pantalón de vestir mi madre lo convertía en un panatalón nuevo, nuevamente. Largas noches pasaba zurciendo, escuchando radio o música. El negro Guerrero Marthineitz o Sandro, sus leoninos amores platónicos, eran su mayor compañía. Los libros de Horangel , los de cocina y los de quiromancia, su lectura preferida.

Emilia murió de cáncer cuando yo tenía 9 años. Ella 39. Había enfermado unos dos o tres años atrás y uno de mis más cálidos recuerdos es que yo, el hijo más chico, la acompañaba leyendo a su lado hasta dormirme, por supuesto, antes que ella. Recuerdo que le preguntaba el significado de las palabras cuando no las entendía y ella me pedía que le leyera toda la frase y luego así me explicaba pacientemente lo que el autor quería decir.

Clyde, mi maestra de primer grado, se asombró cuando vió que ya desde el inicio de mi primaria ya sabía escribir y leer de corrido. Mucho más tarde comprendí, o al menos así quise comprender, que Mamá Emilia en algún lugar sabría de su pronta partida y aceleraba como podía, mi aprendizaje.

Algo traumático en ese entonces para mí, y más tarde - luego de años de análisis- algo muy bello y poético, fué esa tarde en que ella me esperó en casa al salir del colegio y me sentó junto a ella en la cocina- y con unos mates- para explicarme que lamentablemente tenía que decirme que estaba enferma y sabía que se iba a morir. No puedo obviar en este momentos algunas lagrimas que borronean mi vista al escribir... y recordar. Recuerdo que seriamente, muy serio, le dije que no dejaría que mi padre se volviera a casar y ella me dijo que lo dejara, Emilia se estaba despidiendo y tenía hasta tiempo de pensar en la felicidad posible de mi padre con alguna nueva persona que ni siquiera en ese momento para ninguno de nosotros existía.

Cosa que en verdad luego no pasó. Mi padre tuvo un par de mujeres con quienes intentó estar, pero se murió 18 años después sin reacer su vida, y convencido que en el cielo se encontrarían nuevamente. "Que dolorosa ha sido tu partida, hoy que triste nuestra soledad, pero piensa mi amor,en el mañana, que hermoso habrá de ser, el volvernos a encontrar". Esa fué la frase de un poema que mi padre le escribió a mi madre y colocó en una placa de bronce en su tumba.

Mamá Emilia era una leonina con una fuerza importante, luchó mucho y hasta último momento. Había estado hospitalizada en el Fiorito desde el año 73 hasta el 75, cuando se fué un primero de Mayo. Esa tarde en que me llevaron a visitarla y agonizaba, me dijo "Chau Bicho" y pidió que me sacaran del lugar. Un par de meses antes, le pidió a los médicos que la dejaran salir por un mes. El cáncer era irreversible. Mi padre y casi toda la familia, habían agotado todos los recursos para poder salvarla. Entonces lo que hizo Emilia fué decidir con mi padre llevarnos, a mis hermanos y a mí, como hacían todos los años, a Mar del Plata de vacaciones. Y nos llevaron. Cuando volvimos, Emilia tuvo fuerzas para pintar toda la casa sola y dejarla pintada y linda, antes de irse.

Tengo vivo en la piel ese abrazo fuerte que nos dimos en la cocina cuando la vida me obligaba a ser adulto a los 9 años. Tengo la certeza viva que en algún lugar de mis actuales 43, sigo siendo aquel Jorgito serio, pero triste, que después que Mamá Emilia se fué, empezó a escribir y el que nunca dejó de ser muy sensible y emocional. Quizá algunos oyentes comprenderan ahora porque emociono tanto cuando interpreto un poema o presento un tema musical potente en la radio.

Tengo la certeza que de seguir viva Mamá Emilia hoy sería una estupenda abuela para sus estupendos nietos y bisnietos, a quienes no ha conocido.

Anoche fuí al cine a ver El secreto de tus ojos y además de que la pelicula me pareció genial y recomendable, tambien genial me pareció la frase de Fracella diciéndole a Darín que uno puede en la vida cambiar de todo, de look, de barrio, de gustos, etc, pero que ningún ser humano puede cambiar de pasión. (Debo decir que almorzando con mi hermana la semana pasada, ella me comentó esta frase y me conminó a que fuera a ver la película, hablábamos de su carrera , la mía y los rolllos que siempre uno tiene con sus inciertos futuros y pasados sin reconocimientos).

Y menciono esta frase porque la pasión que pone una madre en serlo es ciertamente inconmensurable, incodicional y eterna. Basta observar o darse al menos cuenta y pensar en las miles de madres de presos, ladrones o asesinos, que más dá, que estarán hoy domingo, una vez más llevándoles comida a sus hijos a la cárcel. Ellas no dejan de serlo. Basta en pensar en Hebe o o en Estela o en la miles de madres de desaparecidos que siguieron con pasión luchando por al menos un hilo de luz y de justicia para la vida de sus hijos, basta pensar en las madres de nuestros amigos, y ver como perdonan, comprenden y defienden hasta lo indefendible.

Basta pensar en mi madre y en la de quien lee estas líneas como para comprender que se puede parir y es un milagro que nombra a la mujer, pero que la pasión de ser madres es algo que la vida les otorga a ellas, como un don adicional, y que por ende no podrán cambiar jamás.

He querido en este día, compartir en este manojo de palabras, algo del amor y el reconocimiento a quien me ha parido, traido a este mundo, enseñando y cu¡dado, hasta cuando Dios quiso. Claro está que me he enojado con Dios más de una vez. Claro que me hubiera gustado tenerte vieja muchísimo más tiempo.

Estoy casi seguro que mi vida hubiera sido mucho mejor con tus consejos cerca. Claro que este grandulón de 43 te extraña este domingo y lagrimea tu recuerdo hasta el rezo y el colmo del cariño. Claro que estoy seguro que quien lee estas líneas hoy, y tiene a su madre cerca, le dará un beso y abrazo tan cálido y fuerte, tambien por quienes no las tenemos. Feliz Día Mamá, donde quieras que estés, Muy Feliz Día. Jorgito


martes, 6 de octubre de 2009

MERCEDES: MI GRAN ENTREVISTA PENDIENTE

Es la mañana del martes 6 de Octubre. Hace un rato llegué de la radio. Hicimos un emocionante y cálido homenaje a Mercedes Sosa. La posibilidad de hacer radio en madrugada, en plena noche cerrada, más allá de los problemas que trae por la casi nula venta de publicidad para ese horario, tiene, empero, una de las mejores cosas que tiene la radio: de día la radio se oye, pero de noche "se escucha". Y pudimos esta noche escuchar a Mercedes.

Además de casi diez temas de su último trabajo "Cantora", escuchamos más de un clásico y pudimos compartir entre todos -audiencia incluida- las frases que cantó Mercedes en más de una canción que seguramente llegó a tiempo a nuestros oidos, en algún momento justo.
Mercedes decía y dijo siempre con su canto. Mercedes era el simbolo real de nuestra "Pacha Mama".

Reconozco como, anoche en la radio, aquí algunas cosas: La primera, mi dolor personal como cualquiera de la mayoría de los ciudadanos comunes de este país. Como profesional de los medios desde hace 20 años y como entrevistador, la bronca de no haberla conocido personalmente. Juro que he llorado por eso tambien en estos días.

Hace unos diez años atrás yo hacía un programa de entrevistas en cable, (No hay moros en la Costa. Mas info y videos en www.jorgeandresmoya.com link televisión ) - el único programa de tv que hice hasta el momento- y conversé con Fabian Matus en un par de oportunidades para que Mercedes me concediera una entrevista. Después el programa no siguió y yo seguí, como sigo, con el unico lugar que he conseguido siempre en mi carrera radial, la madrugada. Reconozco que en este caso en particular yo me "autoningunié" al no insistir entrevistar para la radio a Mercedes. Me enojo conmigo en no haber insistido aunque sea con un grabador en mano en la puerta de su casa o en algún lugar donde se presentara.

Me entristezco nuevamente al escribir esto. Pienso en tantas grandes entrevistas pendientes que ya tengo porque la muerte anula las posibilidades de pre-producir nada. (Borges, Alfonsín, Mazzone, Rodrigo, Favaloro entre otros).

Y sé que la vida es así. Lo comprendo. No alcanza una vida para poder entrevistar, y como se lo merecen, a los miles de seres notables que habitan no sólo el país, sino el continente y el mundo. Imposible para cualquier comunicador. Pero con Mercedes estuve ahí, en el umbral de haberle hecho quizá una de mis mejores entrevistas. Por eso titulo este artículo Mercedes: Mi gran entrevista pendiente. Espero al menos hacerle una nota en algún futuro a Fabian Matus, su hijo.

Hablando de Fabián, quizá les pasó a ustedes también, me ha conmovido verlo y escucharlo en estos días: Su entereza, su humildad, su ser hijo real de Mercedes y compartir sin egoismo alguno, a su madre con todos "sus hijos naturales" a quien Mercedes amadrinó y amó, y sobretodo como dejó tambien que cualquier ciudadano del mundo la sintiera asi: una madre.

Mercedes, insisto, era la imagen viva de "la Pacha Mama". Su voz siempre hay sido un arrullo, el mismo que sintió y compartió Jairo en estos días, contando que cuando él estuvo muy enfermo, ella fue a verlo y le canto al oido "Duerme negrito". Mercedes nos cantó al oido en más de una oportunidad. En algún momento justo, donde el amor nos era esquivo, donde la injusticia nos llenaba de impotencia o cuando el dolor se ubicaba en el corazón. Alli estuvo Mercedes cantando.

Que argentino no escuchó alguna vez a Mercedes Sosa? No creo que no haya ninguno que se haya perdido ese enorme placer. Incluso los cientos de detractores que aparecieron en intenet llenando foros de comentarios sobre la personalidad y postura política de Mercedes, pueden negar acaso que alguna vez no se emocionaron con ella, su voz y su música? Si no les pasó, no son sólo detractores, son insensibles.

Tambien no faltaron los críticos -en general anónimos y escondidos detrás de un seudónimo o nik- que se refirieron a la despedida masiva y popular que Mercedes Sosa tuvo como un show o circo mediático, sin dejar de mencionar el simpre nombrado morbo general en estos casos o de la utilización política de semejante muerte.

Creo que no es facil aceptar la envidia que genera la grandes muertes, o sea, las muertes de los verdaderamente grandes. Eso nos muestra precisamente, por escala, lo pequeños que somos. Y así desde nuestra humilde pequeñez, quizá accedemos a nuestra pequeña grandeza, que es la de reconocer a un grande y saberlo despedir con esa altura.

Como comunicador y parte de los medios entiendo que no hay manera de no decir nada, o no pasar un tema de Mercedes cantando, o contar alguna experiencia etc. No existe tal show mediático. Puede ser que algún productor de algún programa alicaído algo se alegre pues el contenido generará algo mas de rating en un caso así, pero si hay algo que es naturalmente profesional, y deber profesarse, es saber estar a la altura de algo que nos sucede en verdad a todos.

Por eso no hubo medio que no habló del tema. Como pasó con Favaloro, con Alfonsín.. con muchos otros grandes que se fueron. Y menos mal!, porque ya somos demasiado argentos y bizarros para dilapidar y ningunear cotidianamente. Pero ya vimos, agarrate si el pueblo argentino te ama! Como dice el autor Oscar Balducci: "Quizá se deba a la supervivencia de los afectos en medio de tanta traición"

Anoche lo dije en la radio en mi editorial y aqui lo escribo:

En la apertura de la Opera Evita hay una frase que dice:

"Cuando sientas que cae tu telón, querrás que te entierren como a Eva Perón"

Y yo he agregado hace unos meses:

" Cuando sientas que llega tu fin, querrás que te despidan como a Raúl Alfonsin"

Y anoche he agregado:

" Cuando sientas que se termina la cosa, querrás que te reconozcan, como a Mercedes Sosa"

Mercedes, cuando el barba lo decida, y si hay cielo para mí - no dudo que allí ya estás- espero, ya que tendremos tiempo de sobra, me otorgues una entrevista. Queda pendiente...

Jorge Moya.